Tuesday, October 4, 2011

La Universidad de Guanajuato, el FLAI, el aura de lavadero y algo más




La participación de la Universidad de Guanajuato en el fallido Festival Leonés de Arte Independiente (FLAI) el cual pretendió suplir la cancelación por parte del Instituto Cultural de León -subordinado a la presidencia municipal PANista de León, Guanajuato-, del Festival Internacional de Arte Contemporáneo de León (FIAC), llama la atención en varios sentidos:

-En una ciudad como León donde la educación pública ocupa los sótanos del escalafón social y la percepción de pobreza -no sólo económica sino también cultural- está con frecuencia asociada al origen y destino de quienes carecen de los recursos para acceder a una universidad privada y, por tanto, de otra alternativa que no sea una escuela de gobierno, resulta natural que a la falta de calidad exhibida en los eventos del FLAI la signe ahora un un bizarro predicamento: ¿la Universidad de Guanajuato se desprestigió con su participación en el FLAI o fue precisamente la percepción sobre la educación pública la que permeó el talante de aquél? 

-Desde un principio fue notorio el involucramiento de la radio universitaria, la parte más visible de este centro de estudios, su rostro más público y cuya audiencia no sólo se constituye mayoritariamente por quienes están relegados de las tecnologías informáticas, sino que lo hace en un campo de competencia por el rating en el que sin duda pierde frente a las emisoras comerciales.

Y con razón. Para probarlo, un ejemplo: Entre los participantes del FLAI se encontró Hugo Almanza, conductor  un programa radial de la Universidad de Guanajuato -del que por cierto uno apenas supo de su existencia debido a que fue posteado un link hacia su streaming. Bastan unos cuantos minutos para notar por qué el señor Almanza tiene tan pocos escuchas. El espectáculo que montó dentro del programa del FLAI  hizo eco a la calidad de su programa radiofónico; no hay duda, la ineptitud en su esplendor es lo suyo. Y sin embargo, ahí persevera.

-El debate -habrá que llamarlo de alguna manera- ocurrido conforme se organizaba el FLAI en Facebook, también mostró la participación de la Universidad de Guanajuato en otro de sus aspectos menos aristocráticos: no faltó el casi cuarentón que presumía -es un decir- de haber estudiado en la escuela de letras del paraninfo de marras e incluso -como si se tratara de un heráldico y afectivo mérito curricular- de su amistad con una de las vacas sagradas del mismo. Autonombrado escritor a la vez que artista multidisciplinario, y a causa de sus sagaces cuestinamientos a varios de los organizadores del fallido FLAI, terminó no sólo excluido de la organización -es un decir-, sino incluso, para morbo y carcajada de los lectores, categorizado por uno de ellos como parricida putativo entre alusiones a su progenitora, algo así. Si quien lee esto ahora desea explorar tal coloquio de lavadero, puede sondear la memoria del cacumen nutrido por la Universidad de Guanajuato en el grupo Con y sin FIAC, es por el arte y el empoderamiento ciudadano de Facebook. Sólo la ridiculez disipa la contingencia de esta mención.

-Entre las iniciadoras del movimiento que luego engendraría al FLAI destaca la presencia de la conductora del programa La Colmena, Laura Lozano, quien además posee una larga trayectoria en diversas dependencias burocráticas.

-Otro grupo que destacó fue el de algunos estudiantes de la escuela de artes de la Universidad de Guanajuato. Las obras hechas y mostradas por ellos llevan a pensar que es necesaria una fiscalización académica exhaustiva sobre lo que ocurre en este centro de estudios.

A grandes rasgos, tales fueron algunos detalles que expresan la participación de la Universidad de Guanajuato en uno de los eventos que más pena ajena ha provocado en León, y vaya que decirlo es ya casi delirante: el FLAI replicó los modos del Instituto Cultural de León aunque de peor manera. 

Hecho éste que, a todas vistas, representa un espaldarazo para quien hasta hoy aún ocupa la dirección del Instituto Cultural de León, José Luis García-Galiano Robles y el Consejo Directivo del mismo.

Ya no hay motivos para sorprenderse o asombrarse si la universidad falla como espacio donde los saberes conviven de manera polémica en pro de la creación científica y conceptual; en este sentido, además, ¿por qué iba a causar extrañeza entonces que un palurdo que desconoce la ortografía, por no mencionar el sentido de una política cultural seria y eficaz, se mantenga en la dirección de un instituto de cultura? ¿Por qué si el nivel de debate de los egresados de la Universidad de Guanajuato no se distingue de un pleito entre lavanderas alguien iba a pedir consistencia o una mínima lógica en la sustitución de un festival internacional por otro propio de una escuela primaria y de gobierno? ¿Por qué si la falta de técnica, talento y disciplina se evidencia en la conducta y obras de los estudiantes de arte, los espectadores iban a preferirlas sobre la chatarra que prodigan los mass media? 

El penoso involucramiento de la Universidad de Guanajuato en el FLAI ocurrió durante un periodo en que el cambio de rector pudo provocar un ambiente de excesiva permisividad. Ahora que la transcición concluyó y está definida, quizá su nuevo rector deba reparar en lo sucedido y actuar en consecuencia. De otra forma, tal vez lo bizarro en ella puede intensificarse, y no en el buen sentido.

 
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